El uso de las máscaras en la fiesta popular es una tradición proveniente de la edad media en Europa y se expresaba en figuras que aún hoy día son familiares en nuestras mascaradas: El diablo, la bruja, la muerte, el viejo, la vejiga, etc. Hoy día esta tradición se conserva en algunas partes de España así como de Francia y constituye un aporte de la influencia cultural hispánica en el folclore latinoamericano, especialmente en Centroamérica en donde son famosas “las cuadrillas” de León en Nicaragua y “el Gueguense” famosa fiesta popular de Masaya.

En Costa Rica, la mascarada popular es conocida como la fiesta de “los mantudos” o “payasos”y es una tradición que se remonta algunos poblados coloniales como la “Puebla de los pardos” en Cartago en donde en medio de ranchos de paja y casas de adobes se armaba una fiesta llamada “guerrillas entre moros y cristianos”, estas fiestas se realizaban con la participación de todos los habitantes de los pueblos vecinos que llegaban a pie, en carreta y a caballo.

En “la cuadrilla de los mantudos” participaban personajes muy característicos como el Diablo (cuijen, pisuicas, demonio, etc), también la muerte (calavera ñata, la pelona), un personaje importante por su tradición en la Edad Media es el Granuja, el viejo de la vejiga que representa a un loco que va por las calles con una vejiga de res inflada aporreando al que se le interponga por el camino. Otros pueblos como Barva, Escazú, Aserrì, entre otros también se conocieron por sus festividades realizadas con mascaradas.

Nuestros mantudos representan la expresión del sentido humorístico de nuestras gentes, asì como su crítica incipiente a lo sectores dominantes de la cultura oficial. Muchos artistas populares han dejado huella como fabricantes de máscaras: Jesús Valerín, Evelio Martínez, Carlos Salas, Ramón Gómez, Pedro Freer, Amado Arias y Pedro Arias que con sus creaciones nos permiten acercarnos a la actitud de nuestras gentes ante la vida y nos permiten interpretar el contenido de estas tradiciones.